viernes, 13 de noviembre de 2015

El Aikido y su difusión.

El Aikido fue teniendo una gran evolución en el mundo con el tiempo, sobre todo en estos últimos años y tiene una cantidad muy importante de aspirantes en Argentina. En una sociedad actual caótica por la gran inseguridad, uno puede encontrar en este tipo de arte marcial un ambiente de paz y tranquilidad, además de una forma de defensa personal. El profesor Ricardo Corbal (6º dan de la Asociación Sudamericana de Aikido), explica las características que hacen de éste un camino para dicho fin, que tanto atrae a sus practicantes.
Ricardo lleva ya más de 3 décadas en la práctica del Aikido, por eso conoce muy bien las causas por las que el público se vuelca hacia este arte.
En una entrevista para la web de UrbaNikkei dijo que el Aikido es algo muy nuevo y poco difundido todavía. Pero que  está obteniendo más repercusión ahora porque la gente hoy en día está cansada de la violencia cotidiana, a veces no sufrida, pero vista y escuchada todos los días por los medios de comunicación, que causan mucha indignación y vergüenza. Entonces el aikido se utiliza como un lugar realmente para relajarse, aprender a conocerse, y poder manejar su mente, además de su cuerpo.


Ricardo Corbal Sensei practicando Aikido (Fotografía: web Asociación Sudamericana de Aikido)

El profesor Corbal fue alumno de prestigiosos maestros del arte como Katsutoshi Kurata y Masafumi Sakanashi. Su comienzo en el Aikido fue en el año 73, y actualmente, se encuentra en la  Asociación Sudamericana de Aikido con Dojo propio, tratando de difundir sanamente esta disciplina, para que su crecimiento sea mayor dia a dia. La Asociación está dirigida por él y tienen afiliación directa con la central en Japón a través del profesor Yamada (8º dan).


El aikido se trata de un arte que consiste en aprender a defenderse de distintos tipos de ataques tratando de usar la fuerza del oponente, sin enfrentarse a ningún choque. Y la vida también se trata de eso, de no chocar, de aprender a dejar pasar las rivalidades y poder manejarlas.

Antiguamente, el Aikido lo buscaba gente de cierta edad, y los jóvenes se volcaban a otras artes. En el Aikido el problema es que a medida que pasa el tiempo, al practicante le cuesta cada vez más el hecho de poder manejar o desequilibrar a otra persona, ya que no es fácil. Aemás es necesario que uno primero este equilibrado para poder desequilibrar a otro y cuesta más trabajo controlarse a sí mismo que a otro. Por eso lo primordial tanto en Aikido, como en la vida, es estar uno mismo equilibrado, ya que si no se torna imposible desequilibrar a otro.
El Gran Maestro Morihei Ueshiba, fundador del Aikido decía: “si 2 personas están a punto de pelearse y si uno de ellos convence al otro de no hacerlo, ese es quien venció la pelea, porque logró hacer lo que quiso.”
En el Aikido, existe mucho respeto por las personas. Cuando uno entra al dojo (lugar de práctica) de Aikido, saluda a su creador, a su intructor, a su compañero de mayor, menor o igual rango, eso mismo hace que uno vaya cambiando su mentalidad, y se haga menos agresivo.
En una práctica de Aikido no hay enemigos ni competidores, y al no tener que competir ni pelearse con nadie, el practicante entiende que la persona que está en frente no es un enemigo, sino que es un compañero que se presta para que el otro aprenda.

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